jueves, 3 de mayo de 2012


El Dirodorlando
Los mejores juegos del famoso código medieval
 
C
uenta la historia que en 1971 tres amigos toscanos recorrían la Transilvania en búsqueda de vampiros para el bestiario del jeque de Brungwendy.  Durante una oscura y tempestuosa noche infinita se refugiaron en las ruinas de un otrora monasterio de Carlottemburg.
El monasterio ya destruido, tan florido entre el 950 - 1573, mantuvo la cripta protegida gracias a un centenario roble.  En esa cripta entre los mudos ladrillos encontraron un sellado baúl de madera.
Lo abrieron con la esperanza de descubrir algún tesoro pero solamente encontraron un código en miniatura, envuelto en un trapo de lino.
Era el Dirodorlando.
Por desgracia el tiempo, la humedad, las termitas y las ratas habían corroido la mayor parte y los colores pálidos y amarillentos no dejaban ver el contenido, el idioma resultaba incomprensible.  Pensando haber encontrado algo sin ningún valor lo regalaron a la hija de su anfitrión.
La perspicaz muchacha llevó el manuscrito a la universidad de Brenbinga donde los especialistas reconocieron en él un importantísimo documento, un código medieval posiblemente escrito por un monje anónimo entre 1211 y 1257 (según los estudios paleográficos y el estilo de la escritura).
Contiene el elenco de 1236 bonfrinos, es decir juegos destinados a las horas libres de los muchachos. 
 
-          ¿Y no te da vergüenza recoger libros de la basura?
-          ¡Más vergüenza me daría botarlos!

El equipo de reciclaje de El Innombrable durante una tormentosa tarde dominical encontró la edición presente en la foto en un basurero de la ciudad.  No se trata del Dirodorlando completo pero es una interesante selección de juegos creativos, se nota la importancia que antes se daba al dominio de las palabras a la memoria, a la cultura general.
Contiene también las predicciones de la Confarternidad de San Baruffaldo, un curioso arcano que te auspicia el futuro según el día de tu Nacimiento.   Los responsables de esta edición (Bianca Pitzorno, Cino Tortorella y Guglielmo Zucconi) oscilan entre la literatura, el entretenimiento y el periodismo infantiles.  El Dirodorlando inspiró un programa televisivo homónimo en los '70.   ¿Recuerdan Tele Match?

El juego no es hueveo, es una práctica social, física, axiológica, mnemotécnica...
¡Muy lejos de la pichanga dominical pre chelera ‘manito!



 

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