El Dirodorlando
Los mejores juegos del famoso código medieval
C
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uenta la historia que en 1971 tres amigos
toscanos recorrían la Transilvania en búsqueda de vampiros para el bestiario
del jeque de Brungwendy. Durante una
oscura y tempestuosa noche infinita se refugiaron en las ruinas de un otrora
monasterio de Carlottemburg.
El monasterio ya destruido, tan florido entre el 950
- 1573, mantuvo la cripta protegida gracias a un centenario roble. En esa cripta entre los mudos ladrillos
encontraron un sellado baúl de madera.
Lo abrieron con la esperanza de descubrir algún
tesoro pero solamente encontraron un código en miniatura, envuelto en un trapo
de lino.
Era el Dirodorlando.
Por desgracia el tiempo, la humedad, las termitas
y las ratas habían corroido la mayor parte y los colores pálidos y amarillentos
no dejaban ver el contenido, el idioma resultaba incomprensible. Pensando haber encontrado algo sin ningún
valor lo regalaron a la hija de su anfitrión.
La perspicaz muchacha llevó el manuscrito a la
universidad de Brenbinga donde los especialistas reconocieron en él un
importantísimo documento, un código medieval posiblemente escrito por un monje
anónimo entre 1211 y 1257 (según los estudios paleográficos y el estilo de la
escritura).
Contiene el elenco de 1236 bonfrinos, es decir juegos destinados a las horas libres de los
muchachos.
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¿Y no te da vergüenza recoger libros de la basura?
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¡Más vergüenza me daría botarlos!
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El equipo de reciclaje de El Innombrable durante
una tormentosa tarde dominical encontró la edición presente en la foto en un
basurero de la ciudad. No se trata del Dirodorlando completo pero es una interesante selección de juegos creativos, se nota la importancia que antes se daba al dominio de las palabras a la memoria, a la cultura general.
Contiene también las
predicciones de la Confarternidad de San Baruffaldo, un curioso arcano que te
auspicia el futuro según el día de tu Nacimiento. Los responsables de esta edición (Bianca
Pitzorno, Cino Tortorella y Guglielmo Zucconi) oscilan entre la literatura, el
entretenimiento y el periodismo infantiles. El Dirodorlando inspiró un programa televisivo
homónimo en los '70. ¿Recuerdan Tele Match?
El juego no es hueveo, es una
práctica social, física, axiológica, mnemotécnica...
¡Muy lejos de la pichanga
dominical pre chelera ‘manito!
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