Hace algunos años, ciertos chibolos se juntaban religiosamente todo el tiempo, a soñar que hacían algo...
¿Qué se entiende por algo?
Algo: De acuerdo con la Real Academia Española, designa lo que no se quiere o no se puede nombrar (definición que puede aplicarse también a la palabra innombrable). De acuerdo con la Irreal Academia del que sueña hacer algo, algo, alguito, lo que sea, lo que se pueda o lo que caiga.
Hacer algo, en buen cristiano y sin mucho sancochado, era la aspiración suprema de todo aquel que no sabía qué cuernos quería hacer. Y de todo aquel otro que sabiendo lo que quería, le daba lo mismo con hacer algo (de preferencia cualquier cosa).
En todo caso los "algos" fueron permanentes durante toda la etapa universitaria de los chibolos en cuestión. Había de los que lograron hacer cualquier cosa y de los que cualquier cosa les bastaba para creer que habían hecho algo. Pero aún peor, hubieron de los que hacían algo y lo dejaban a un lado para hacer cualquier otra cosa y al final todo quedaba en nada.
Como algos, vimos pasar miles de proyectos de radio, televisión, prensa, música, teatro, video, performance, fotografía, esoterismo, ecología, reciclaje, puntillismo, aeromodelismo, gastronomía, cine, puericultura, apicultura, gancicultura, chancalatalurgía, y demás platos de fondo. Luder jamás dejó de ser un “looser”, y a nuestro gato además de borrarle la cara, le amputamos las patas.
Una sola cosa era constante y empujaba el día a día, el deseo irrefrenable, extasiante y lujurioso de hacer algo. El algo prometido al que nuestros pasos habrían de llevarnos. La tierra de la leche y la miel de los miles de errantes del “no sé qué hacer”. El algo que sin duda llegaríamos a consolidar y que permitiría pensar que la vida no había pasado sin hacer algo... Lo que sea.
Cierto día, a alguien se le ocurrió no crecer y todos no crecieron siguiendo al primero. Ante la avalancha del no crecimiento, el algo fue lo único que creció, y ascendió de rango, no era más cualquier cosa, era una meta concreta y sin lugar a dudas más ambiciosa y loable que hacer algo. Ahora se trataba de “hacer algo para cambiar el mundo”.
Visto desde fuera, hacer algo para cambiar el mundo no es muy preciso, en especial cuando de ese algo no se tiene la menor idea. Visto desde dentro, tampoco se tiene la menor idea de lo que puede uno hacer para hacer algo que colabore a cambiar el mundo. Pero visto desde más adentro, hacer algo significa estar dispuesto a hacer lo que sea con tal de lograr lo que se quiere.
Vivimos en un mundo azotado por el hambre, las guerras, las enfermedades, la contaminación, la pobreza y en especial por la reina madre de todos los males de la humanidad, “el sistema capitalista”. Un sistema que impone al ser humano la obligación de exterminarse a sí mismo, a su medio ambiente y a sus compañeros de cuarto (plantas y animales), en nombre de la riqueza de algunos acomodados del mundo.
La carnicería comercial desatada contra los más débiles en cada rincón del planeta, es sin duda alguna un motivo de indignación. Si una persona es capaz de sentir indignación ante cualquier injusticia, en cualquier lugar del planeta, entonces esa persona tiene un corazón de revolucionario. Los chibolos en cuestión, que nos negamos a crecer, desarrollamos esa indignación ante la injusticia, nos declaramos entonces revolucionarios. Este mundo se debe, se puede y se tiene que cambiar. Cambiar el mundo no es trabajo de algunos blogueros, es verdad, pero todo grito de protesta es hacer algo. El sueño de cambiar el mundo, no se ahogó con la muerte del Ché Guevara en Bolivia, ni con el fin de mes del Mayo en Francia de 1968. El sueño de cambiar el mundo está latente en cada uno de los corazones humanos que quieren hacer algo.
Hacer algo es tirarle huevos podridos a un barco ballenero, hacer algo es pararse solo en medio de la plaza de una ciudad a pedir la libertad de un inocente, hacer algo es cocinar todo el sábado en una actividad para reunir fondos para los campesinos mexicanos, hacer algo es subirte al cerro y ponerte a plantar maíz para ayudar al campesino a soportar el ataque de los OGM, hacer algo es llegar puntual a la plaza de tu ciudad en día de protesta, hacer algo es lanzar un zapato, hacer algo es hacer algo, lo que sea, cualquier cosa, lo que caiga.
El Innombrable Contraataca es nuestro pequeño intento de hacer algo, tal vez un intento desapercibido, a lo mejor otro algo ignorado, pero con un solo loco que quiera leernos, con un solo hermano que sueñe que puede hacer algo, o por un solo abusivo que nos encuentre innombrables, ese algo estará cubierto. Hoy queremos hacer algo, alguito, cualquier cosa, lo que sea...
Los Innombrables.
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