¿Serà
cierto que los mejores no son realmente los màs màs? Dylan no es un
gran cantante... pero es el mejor, de Clapton se dice que es “lento”
y de Hendrix que ni sabìa lo que hacìa... la siguiente afirmaciòn
lògica en este discurso serìa que “cualquiera puede ser el
mejor” pero esta reseña no quiere
hablar de eso ni pretende dar sentencias irrefutables.
Gracias a Serena por la foto |
El
presente texto trata de un concierto de Leonard Cohen y la
experiencia de aquella noche. Algunas ideas o interpretaciones,
floro, esperando que
puedan nacer otras en el lector. Se trata de relacionarlas unas con
otras y dejar la puerta abierta para que entren y salgan cuando
quieran, incluso luego que el artìculo haya sido leìdo. ¿Què
cosa? ¡Las ideas pues!
Como
premisa hoy mantendremos la hipòtesis que ¡Leonard Cohen es el mejor!
No
hay que ser pesimistas ni tener esperanza
El
mayor evento de este año fue la gira mundial para
presentar su ùltimo disco Old ideas. Como dice Quillapayùn La
boca es un abismo antes del pecho y
esa definiciòn le cae a pelo.... ¡MUY GOSPEL! para algunos,
pero relamente carajo... parece que la voz le sale desde adentro... a
mil besos de profundidad.
24
de Septiembre de 2012 (Setiembre tambièn serìa correcto). Verona parece un pluri pleonasmo de romanticismo... la mujer de mi vida y yo
sentados a pocos metros de Cohen... y en la Arena de Verona.
A
las 21 entran al escenario nueve mùsicos y como dècimo un elegante
ochentòn que habita bajo un sombreo, palpita profunda y
silenciosamente ante un pùblico que palpita profunda y
respetuosamente bajo los aplausos.
Nosotros
dos, ya olvidamos la odisea en auto Rovereto-Verona bajo la lluvia,
¿lluvia? Eso era una tormenta que
arrastraba pedazos de àrboles sobre una pista inmòvil, sin
velocidad, casi indiferente. El cielo, mientras nos acercàbamos al
destino poco a poco iba cambiando, limpiàndose, disipando la
neblina, el granizo y el viento horizontal, ya todo quedò atràs, de
rato en rato a mirar el reloj, las entradas, el paraguas, hùmedo
testigo, reposa dentro del auto. Llegamos a tiempo, hasta hicimos
fotos y una vuelta con pizza de colofòn. La hicimos linda. Calle
pero elegante. Literalmente muy bien vestidos, corbata y esas
cosas, hasta parecemos parte del grupo. El baterista golpea tres o cuatro veces sus baquetas, se oyen las primeras notas y una voz inconfundible, inicia Dance
me to the end of love. ¡Empieza
otra parte muy importante de toda esta experiencia!
Aunque
estoy convencido de que nada cambia, para mí es importante actuar
como si no lo supiera
Un
ser humano ha visto el horror desde todos los àngulos posibles.
Desde un rincòn. Hasta por televisiòn y en directo. Desde cada edad, cada
dìa que lo posee, corrompe y/o erosiona. Eso lo hace moderno. Ya
no es el hombre sediento, si no es el agua que tiene sed del hombre,
sed de humanidad... DE HUMANIDAD. Cohen tiene algo que ver con eso.
¿De
què se trata, Leonard? ¿Es la modestia
de ser imperfectos en un mundo perfecto, de saberse finitos en medio
al infinito. Es ìntimo como algùn rincòn del baño? Debe ser
la edad diràn algunos, pero sabemos que el ser humano es
demasiado irregular como para darle una certeza, una sentencia, nada asegura la
cordura de una persona, nada garantiza una actitud irènica
(y no soy irònico). Ni la muerte del Hijo del hombre, ni un millòn
de plegarias salvò las heridas. ¿De
què se trata, Leonard? ¿La
confusiòn comienza con la esperanza?
Sì, debe ser la edad. Supongo que de alguna manera todos escucharemos el
registro que hemos grabado durante toda nuestra vida, màs o menos
como en La ùltima cinta de Krapp de Samuel Beckett (a
propòsito ¿alguien
vio a Aristòteles Picho actuando como Krapp?)
Los
discursos de Cohen van de lo salvaje a lo reflexivo. Canciones serias.
Una mirada desde lo alto. Logra conciliar lo material y lo
espiritual, lo personal y lo colectivo, el pasado y el devenir, el
amor y su contrario, desde la altura de los zapatos, mezcla Oriente y
Occidente (que el Oriente se oriente y el Occidente no se oxide).
En
una frase de Anthem nos dice que todo tiene una grieta que
hace posible que la luz pueda entrar, yo le dirìa que el diamante
por su naturaleza y el paso del tiempo ya es translùcido, no necesita
ninguna grieta. Él dirìa que: Ya no hay diamantes en la mina.
Famous blue raincoat |
Parece
que la Arena de Verona siempre estuvo allì. Una ruina viviente.
Cohen tambièn, siempre estuvo allì, nos recuerda nuestras ruinas
humanas.
Su poètica ha nacido ya madura. Què grandeza eso de siempre
haber sido viejo. Nos recuerda al bufòn shakesperiano que recordaba
al rey Lear que no se puede ser viejo sin antes haber sido sabio.
Con
muy pocos elementos ha logrado desde su primer disco la atmòsfera
precisa, la bùsqueda de la belleza se puede encontrar en la
sencillez de una guitarra y una construcciòn poètica que
desencadena todo lo demàs... la vida, la mujer, la muerte.
El
amor no tiene cura, pero es la única cura para todos los males
Yo pensè que tocarìa Tacoma Trailer pero era Tower of song |
Durante
tres horas y media cantò en este orden: Dance
me to the end of love, The future, Bird on a wire, Everybody knows,
Who by fire, Darkness, Sisters of mercy, Hey, that’s no way to say
goodbye, Amen, Come healing, In my secret life, Waiting for the
miracle, Going home, Anthem, Tower of song, Suzanne, Night comes on,
Heart with no companion, The gypsy’s wife, The partisan, Democracy,
Coming back to you, Alexandra leaving, I’m your man, Hallelujah,
Take this waltz, So long Marianne, First we take Manhattan, Famous
blue raincoat, Save the last dance for me (The Drifters), I Tried to
leave you.
Luego
de algunas inevitables lagrimuchas terminò todo. Al regreso ya
habìa escampado. Ni un auto por las calles, ni una persona, ni una
nube.
El
poeta nos dejò sin palabras.
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