domingo, 16 de diciembre de 2012

Leonard Cohen en la Arena de Verona


¿Serà cierto que los mejores no son realmente los màs màs? Dylan no es un gran cantante... pero es el mejor, de Clapton se dice que es “lento” y de Hendrix que ni sabìa lo que hacìa... la siguiente afirmaciòn lògica en este discurso serìa que “cualquiera puede ser el mejor” pero esta reseña no quiere hablar de eso ni pretende dar sentencias irrefutables.
Gracias a Serena por la foto
El presente texto trata de un concierto de Leonard Cohen y la experiencia de aquella noche. Algunas ideas o interpretaciones, floro, esperando que puedan nacer otras en el lector. Se trata de relacionarlas unas con otras y dejar la puerta abierta para que entren y salgan cuando quieran, incluso luego que el artìculo haya sido leìdo. ¿Què cosa? ¡Las ideas pues!
Como premisa hoy mantendremos la hipòtesis que ¡Leonard Cohen es el mejor!

No hay que ser pesimistas ni tener esperanza
El mayor evento de este año fue la gira mundial para presentar su ùltimo disco Old ideas. Como dice Quillapayùn La boca es un abismo antes del pecho y esa definiciòn le cae a pelo.... ¡MUY GOSPEL! para algunos, pero relamente carajo... parece que la voz le sale desde adentro... a mil besos de profundidad.

24 de Septiembre de 2012 (Setiembre tambièn serìa correcto). Verona parece un pluri pleonasmo de romanticismo... la mujer de mi vida y yo sentados a pocos metros de Cohen... y en la Arena de Verona.

A las 21 entran al escenario nueve mùsicos y como dècimo un elegante ochentòn que habita bajo un sombreo, palpita profunda y silenciosamente ante un pùblico que palpita profunda y respetuosamente bajo los aplausos.
Nosotros dos, ya olvidamos la odisea en auto Rovereto-Verona bajo la lluvia, ¿lluvia? Eso era una tormenta que arrastraba pedazos de àrboles sobre una pista inmòvil, sin velocidad, casi indiferente. El cielo, mientras nos acercàbamos al destino poco a poco iba cambiando, limpiàndose, disipando la neblina, el granizo y el viento horizontal, ya todo quedò atràs, de rato en rato a mirar el reloj, las entradas, el paraguas, hùmedo testigo, reposa dentro del auto. Llegamos a tiempo, hasta hicimos fotos y una vuelta con pizza de colofòn. La hicimos linda. Calle pero elegante. Literalmente muy bien vestidos, corbata y esas cosas, hasta parecemos parte del grupo.  El baterista golpea tres o cuatro veces sus baquetas,  se oyen las primeras notas y una voz inconfundible, inicia Dance me to the end of love. ¡Empieza otra parte muy importante de toda esta experiencia!

Aunque estoy convencido de que nada cambia, para mí es importante actuar como si no lo supiera
Un ser humano ha visto el horror desde todos los àngulos posibles. Desde un rincòn. Hasta por televisiòn y en directo. Desde cada edad, cada dìa que lo posee, corrompe y/o erosiona. Eso lo hace moderno. Ya no es el hombre sediento, si no es el agua que tiene sed del hombre, sed de humanidad... DE HUMANIDAD. Cohen tiene algo que ver con eso.
¿De què se trata, Leonard? ¿Es la modestia de ser imperfectos en un mundo perfecto, de saberse finitos en medio al infinito. Es ìntimo como algùn rincòn del baño? Debe ser la edad diràn algunos, pero sabemos que el ser humano es demasiado irregular como para darle una certeza, una sentencia, nada asegura la cordura de una persona, nada garantiza una actitud irènica (y no soy irònico). Ni la muerte del Hijo del hombre, ni un millòn de plegarias salvò las heridas. ¿De què se trata, Leonard? ¿La confusiòn comienza con la esperanza?
Sì, debe ser la edad. Supongo que de alguna manera todos escucharemos el registro que hemos grabado durante toda nuestra vida, màs o menos como en La ùltima cinta de Krapp de Samuel Beckett (a propòsito ¿alguien vio a Aristòteles Picho actuando como Krapp?)

Los discursos de Cohen van de lo salvaje a lo reflexivo. Canciones serias. Una mirada desde lo alto. Logra conciliar lo material y lo espiritual, lo personal y lo colectivo, el pasado y el devenir, el amor y su contrario, desde la altura de los zapatos, mezcla Oriente y Occidente (que el Oriente se oriente y el Occidente no se oxide).
En una frase de Anthem nos dice que todo tiene una grieta que hace posible que la luz pueda entrar, yo le dirìa que el diamante por su naturaleza y el paso del tiempo ya es translùcido, no necesita ninguna grieta. Él dirìa que: Ya no hay diamantes en la mina.
Famous blue raincoat
Parece que la Arena de Verona siempre estuvo allì. Una ruina viviente. Cohen tambièn, siempre estuvo allì, nos recuerda nuestras ruinas humanas.
Su poètica ha nacido ya madura. Què grandeza eso de siempre haber sido viejo. Nos recuerda al bufòn shakesperiano que recordaba al rey Lear que no se puede ser viejo sin antes haber sido sabio.
Con muy pocos elementos ha logrado desde su primer disco la atmòsfera precisa, la bùsqueda de la belleza se puede encontrar en la sencillez de una guitarra y una construcciòn poètica que desencadena todo lo demàs... la vida, la mujer, la muerte.
El amor no tiene cura, pero es la única cura para todos los males
Yo pensè que tocarìa Tacoma Trailer pero era Tower of song
Cuando pienso en Los Chulis y el cover que hicieron de Bird on a wire o la meliflua Christina Rosenvinge gimiendo en Famous blue raincoat con tanto de orquesta, coro y partituras pienso que deberìa haber un greatest hits de Còmo arruinar una canciòn (si no supiera las letras de estos dos temas creo que nunca los hubiera reconocido). El homenaje resultò una ofensa. Una cachetada con guantes de seda... pero no es un asunto para condenarlos. Què carajos nos importa, era sòlo algo que se introdujo al pensamiento y luego saltò a la pantalla.
Durante tres horas y media cantò en este orden: Dance me to the end of love, The future, Bird on a wire, Everybody knows, Who by fire, Darkness, Sisters of mercy, Hey, that’s no way to say goodbye, Amen, Come healing, In my secret life, Waiting for the miracle, Going home, Anthem, Tower of song, Suzanne, Night comes on, Heart with no companion, The gypsy’s wife, The partisan, Democracy, Coming back to you, Alexandra leaving, I’m your man, Hallelujah, Take this waltz, So long Marianne, First we take Manhattan, Famous blue raincoat, Save the last dance for me (The Drifters), I Tried to leave you.
Luego de algunas inevitables lagrimuchas terminò todo. Al regreso ya habìa escampado. Ni un auto por las calles, ni una persona, ni una nube.
                          El poeta nos dejò sin palabras.

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