Bicicleta...
sobre engranajes–resistencia–libertad
(Alessio Lega)
Para
èl fueron sus ùltimos años en los primeros años treinta. Como un
leòn enjaulado Errico Malatesta,
desde hace 50 años una bestia negra para la policìa europea -y no
sòlo- medìa incesantemente los pocos metros cuadrados del par de
habitaciones en las que vivìa en Roma, en la calle Andrea Doria, sin
poderse alejar mucho del balòn de oxìgeno que le aliviaba las
crisis de asfixia causadas por su enfisema pulmonar. Era màs pesado
ese balòn de aire que los esbirros que el
gobierno fascista habìa clavado en su puerta para detener eventuales
visitantes.
"No
siento la necesidad de estar tranquilo", masticaba amargo,
"sufro màs bien porque estoy obligado a quedarme quieto, sufro
por la creciente conciencia de no poder hacer nada màs por el futuro
y porque al no poder provocar los eventos me limito a esperarlos".
El "Lenin de Italia", asì lo empezaron a llamar desde la
revoluciòn rusa, pero a èl no le cuadraba, era un libertario; para
èl Lenin era un dictador màs. No todos los medios justifican el
fin, los medios deben ser adecuados al fin, no se logra fines nobles
a travès de medios innobles. Malatesta detestaba la idea del
revolucionario de profesiòn, por eso toda su vida se la pasò
trabajando: el revolucionario no puede pesar parasitariamente en la
espalda de los trabajadores a los que pretende apoyar. Malatesta ha
sido heladero, obrero, electricista, mecànico y tambièn... sì
mecànico de bicicletas. Tuvo un pequeño taller en el que arreglaba
bicis, hasta se las construìa, pocas, dos o tres al año. Fue antes
de su exilio a Londres, fue en Roma que se acercò a la bicicleta
porque la adoraba como un niño. Descubriò el velocìpedo (asì la
llamaban entonces) cuando era cosiderada cosa de franceses y belgas
walones, en 1892 "incluso hizo el tramo Lieja - Bastoña
-Lieja". Cuatro años despuès (el año de la primera carrera
Paris-Roubaix) conociò a un deshollinador, Maurice Garin,
simpatizante anarquista, el primer campeòn italiano (de origen
valdostano). En mayo de 1898, antes de encañonar a una multitud que
pedìa pan en Milàn, el general Bava Beccaris decretaba,
en virtud del poder a èl conferido: "Desde hoy hasta nueva
orden queda prohibida la circulaciòn de bicicletas, triciclos,
tàndem y vehìculos similares para la locomociòn. Los que
infrinjan seràn arrestados y denunciados al Tribunal de Guerra".
¿Què
tenìa la bicicleta que horrorizaba al general y seducìa al anarco?
Tal vez el hecho que la bici sea el fruto de un gran conocimiento e
ingenio mecànico, continùa a mejorar y perfeccionarse con el paso
del tiempo: una verdadera màquina para viajar al futuro. No explota
a nadie, ni hombre ni bestia y no contamina. Un medio que interactùa
con el ùnico poder respetable, el de uno mismo. Un medio que trae
fuerza y placer del trabajo, adecùa el esfuerzo a la medida del
desafìo, mete en comunicaciòn las piernas con la cabeza y cuando
las piernas estàn demasiado cansadas tampoco la cabeza puede seguir
viajando.
LA
GUERRA Y EL FASCISMO
La Semana Roja es una
revuelta que se mueve en bicicleta por los campos romañoles, el 7 de
junio de 1914 en Ancona, anarquistas, republicanos y socialistas
convocaron a una manifestaciòn de protesta contra las campañas
colonialistas y contra el militarismo en general. Quizàs si ya se
siente el viento que apesta a sangre por la gran carnicerìa mundial
que està por llegar. Despuès de las reuniones, los manifestantes
intentan llegar a la plaza donde una banda militar està celebrando
el aniversario del Estatuto Albertino. Los
carabineros abren fuego. Tres muertos y un montòn de heridos. Se
declara Huelga General por 48 horas. La revuelta crece, avanza unos
kilòmetros e incendia la provincia de Ravenna. En Alfonsine,
Fusignano, y Mezzano se declara la aboliciòn de la monarquìa y se
planta el àrbol de la Repùblica. Las fotos de la època indican
que la bicicleta fue el medio por el que viajaban las noticias, a
veces infladas hasta el extremo "Milàn en manos de la
revuelta!", sobre el velocìpedo corrìa la libertad. Desde
allì se gritaba a la Historia ¡YA NO MORIREMOS POR LA PATRIA, POR
NINGUNA PATRIA! Pero las 48 horas terminaron, Malatesta escondido
en Ancona tuvo que escaparse bien lejos.
Mussolini,
por entonces un facineroso socialista que vociferaba contra la
infausta decisiòn que puso fin a la revuelta, luego de poquìsimo
tiempo volteò pàgina y masacrò a sus compañeros de antes.
Luego
llegò la guerra y la muerte que viaja en camiòn, junto a los trenes
de carga que van hacia el frente, los biplanos que ametrallan desde
lo alto, se la juega màs fàcil quien viaja en bicicleta recorriendo
la vida.
Ya
estamos con un pie en el fascismo, 3 de junio de 1927. Desde Gemona,
en Friuli, corre la noticia que encontraron a Bottecchia con la
cabeza destrozada junto a su bicicleta.
Ottavio
Bottecchia era el campeòn de la època, otra historia màs del
ciclismo ejemplar. De familia pobre, subiò por primera vez a una
bici cuando era un soldado. Luego fue albañil emigrante en Francia
y allì descubriò la pasiòn por el ciclismo y sus carreras. Al
regresar a Italia està convencido de dedicarse a las competencias e
inicia cuando tantos se retiran, a 27 años. Es el primer italiano
que gana el Tour de France y lo hace por dos años consecutivos,
1924-1925, la segunda vez con la camiseta amarilla desde la primera
hasta la ùltima etapa. Bottecchia es tìmido pero consecuente,
reservado y orgulloso. El cuerpo tiene sus lìmites y al tercer
tour està obligado a retirarse, pero en vez de dormir en sus
laureles y dedicarse a la fàbrica de bicicletas que hasta hoy lleva
su nombre, comienza a entrenarse humildemente, cada dìa, duro,
arriba y abajo por las montañas del Friuli, hasta que lo encuentran
agonizante, caìdo a un lado de la bici como un àngel albañil. El
accidente tiene una dinàmica poco clara y son muchos que hasta ahora
reivindican a Bottecchia, quien notoriamente durante la juventud
frecuentò cìrculos anarquistas, temido por las autoridades
fascistas, un adversario demasiado noto como para seguir en este
mundo. Algunos dicen que simplemente se cayò, otros sostienen que
lo golpeò un marido celoso, afirman tambièn que fue un campesino
que lo cogiò comièndose sus uvas (¿en junio? si la vendemia es en
setiembre). No lo sabremos nunca, pero a mi me gusta imaginarlo como
baluarte de una Italia proletaria y campesina, la de las barricadas
de Parma y la Càmara del Trabajo incendiada por los escuadristas,
que sucumbe bajo el dinero de los industriales de la màquina y las
metralletas, financieras de criminales, vendidos. Quizà si
Bottecchia tiene algo que ver en todo eso, prefiero recordarlo tras
el timòn, mientras hace correr la màquina a pedales... que nos
llegue de nuevo la noticia de una bicicleta, una cosa viva lanzada
como una bomba contra la injusticia.
RESISTENCIA
Y MASA CRÌTICA
Son
innumberables las historias de partisanas legadas a la bicicleta,
cuentos colectivos del mejor momento de la Historia. Mìticos y
fantàsticos pedales, y... sabotajes. Vengadores que luego de
justiciar a los injustos, saltan sobre una bici y se dan a la fuga,
siempre y cuando no los hayan enfriado antes.
Ciclopista de Rovereto, Italia |
La
bicicleta fue el arma tìpica de la Resistencia, la silenciosa y fiel
bici que escala montañas llevando despachos de refugio en refugio.
Entre el asiento y el culo de las estafetas partisanas està el honor
de Italia. Las estafetas, mujeres valientes, mujeres fantàsticas,
que no tenìan miedo a los fascistas ni a los alemanes, ni siquiera a
sus propios compañeros que en el fondo las consideraban medio putas
porque siempre estaban rodeadas de muchos hombres, para la època.
Dan miedo las mujeres libres a todos los hombres. Maravillosas
estafetas, que el dios de la Libertad las bendiga y quien tiene
todavìa un poquito de justicia y memoria que se seque las làgrimas,
se quite el sombrero y se alegre, en la noche màs profunda siempre
llegarà una estafeta que se baja de la bici.
Luego
llegaron los Provos holandeses a
inicio de los años '60. Los màs creativos y patafìsicos
precursores de los contestadores del Mayo del '68 con
las bicis blancas que dejaban a disposiciòn de todos, eran ofrecidas
libremente a la poblaciòn y en continuo contracambio, para boicotear
el uso violento y contaminante del automòvil. La policìa llegò a
secuestrar unas cincuenta porque las bicicletas dejadas asì, por
ahì, a disposiciòn de todos, representaban "una instigaciòn
al robo".
Y
llegamos a nuestros dìas, a la Masa Crìtica (critical mass) de los
grupos de ciclistas que se autoconvocan para organizar acciones de
disturbio y boicot al tràfico de la ciudad. Los de las grandes
ciudades ya los habràn visto. ¿Què cosa hay que sea màs estùpido,
inùtil, feo, anti-elegante que un tanque? ¿Què se puede hacer sino
oprimir, intimidar o aplastar la primavera de Praga y en
general la libertad de un pueblo? ¿Hay una mejor metàfora para la
estupidez humana? A sus antìpodas està la bicicleta. Existen las
llamadas bombas inteligentes, pero ¿sabìas que no hay ninguna
màquina tan inteligente como para montar una bicicleta? Ningùn
robot con cerebro electrònico puede sostenerse sobre ese par de
ruedas. Para lograr ese maravilloso equilibrio se necesita fantasìa
humana ya que gracias a pequeños movimientos adecùa el cuerpo al
movimiento: ¡EL MILAGRO DE LA VIDA!
La
bicicleta entra en simbiosis con las mejores caracterìsticas humanas
y las amplifica, las extiende, es la mecànica de la imaginaciòn.
La bicicleta es una cosa sòlida y ligera. En la coyuntura de sus tubos
y ruedas, es en las uniones que se concretiza esa cosa que yo
llamo libertad.
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Un auto te mata... muchos te rematan |
El tìtulo original es "La premiata officina dell'anarchico Malatesta" osea "El premiado taller del anarquista Malatesta", pero nos pareciò muy monse un tìtulo asì, nos dimos el permiso de intervenir.
Traducciòn del italiano hecha por Jimmy Vera.
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