domingo, 12 de mayo de 2013

Una declaraciòn de amor a la bici


Bicicleta...
  sobre engranajes–resistencia–libertad
                                               (Alessio Lega)
...y el hombre creò la rueda
Para èl fueron sus ùltimos años en los primeros años treinta. Como un leòn enjaulado Errico Malatesta, desde hace 50 años una bestia negra para la policìa europea -y no sòlo- medìa incesantemente los pocos metros cuadrados del par de habitaciones en las que vivìa en Roma, en la calle Andrea Doria, sin poderse alejar mucho del balòn de oxìgeno que le aliviaba las crisis de asfixia causadas por su enfisema pulmonar. Era màs pesado ese balòn de aire que los esbirros que el gobierno fascista habìa clavado en su puerta para detener eventuales visitantes.
"No siento la necesidad de estar tranquilo", masticaba amargo, "sufro màs bien porque estoy obligado a quedarme quieto, sufro por la creciente conciencia de no poder hacer nada màs por el futuro y porque al no poder provocar los eventos me limito a esperarlos". El "Lenin de Italia", asì lo empezaron a llamar desde la revoluciòn rusa, pero a èl no le cuadraba, era un libertario; para èl Lenin era un dictador màs. No todos los medios justifican el fin, los medios deben ser adecuados al fin, no se logra fines nobles a travès de medios innobles. Malatesta detestaba la idea del revolucionario de profesiòn, por eso toda su vida se la pasò trabajando: el revolucionario no puede pesar parasitariamente en la espalda de los trabajadores a los que pretende apoyar. Malatesta ha sido heladero, obrero, electricista, mecànico y tambièn... sì mecànico de bicicletas. Tuvo un pequeño taller en el que arreglaba bicis, hasta se las construìa, pocas, dos o tres al año. Fue antes de su exilio a Londres, fue en Roma que se acercò a la bicicleta porque la adoraba como un niño. Descubriò el velocìpedo (asì la llamaban entonces) cuando era cosiderada cosa de franceses y belgas walones, en 1892 "incluso hizo el tramo Lieja - Bastoña -Lieja". Cuatro años despuès (el año de la primera carrera Paris-Roubaix) conociò a un deshollinador, Maurice Garin, simpatizante anarquista, el primer campeòn italiano (de origen valdostano). En mayo de 1898, antes de encañonar a una multitud que pedìa pan en Milàn, el general Bava Beccaris decretaba, en virtud del poder a èl conferido: "Desde hoy hasta nueva orden queda prohibida la circulaciòn de bicicletas, triciclos, tàndem y vehìculos similares para la locomociòn. Los que infrinjan seràn arrestados y denunciados al Tribunal de Guerra".
¿Què tenìa la bicicleta que horrorizaba al general y seducìa al anarco? Tal vez el hecho que la bici sea el fruto de un gran conocimiento e ingenio mecànico, continùa a mejorar y perfeccionarse con el paso del tiempo: una verdadera màquina para viajar al futuro. No explota a nadie, ni hombre ni bestia y no contamina. Un medio que interactùa con el ùnico poder respetable, el de uno mismo. Un medio que trae fuerza y placer del trabajo, adecùa el esfuerzo a la medida del desafìo, mete en comunicaciòn las piernas con la cabeza y cuando las piernas estàn demasiado cansadas tampoco la cabeza puede seguir viajando.

LA GUERRA Y EL FASCISMO
Velocìpedo del museo
Leonardo da Vinci , Milàn
La Semana Roja es una revuelta que se mueve en bicicleta por los campos romañoles, el 7 de junio de 1914 en Ancona, anarquistas, republicanos y socialistas convocaron a una manifestaciòn de protesta contra las campañas colonialistas y contra el militarismo en general. Quizàs si ya se siente el viento que apesta a sangre por la gran carnicerìa mundial que està por llegar. Despuès de las reuniones, los manifestantes intentan llegar a la plaza donde una banda militar està celebrando el aniversario del Estatuto Albertino. Los carabineros abren fuego. Tres muertos y un montòn de heridos. Se declara Huelga General por 48 horas. La revuelta crece, avanza unos kilòmetros e incendia la provincia de Ravenna. En Alfonsine, Fusignano, y Mezzano se declara la aboliciòn de la monarquìa y se planta el àrbol de la Repùblica. Las fotos de la època indican que la bicicleta fue el medio por el que viajaban las noticias, a veces infladas hasta el extremo "Milàn en manos de la revuelta!", sobre el velocìpedo corrìa la libertad. Desde allì se gritaba a la Historia ¡YA NO MORIREMOS POR LA PATRIA, POR NINGUNA PATRIA! Pero las 48 horas terminaron, Malatesta escondido en Ancona tuvo que escaparse bien lejos.
Mussolini, por entonces un facineroso socialista que vociferaba contra la infausta decisiòn que puso fin a la revuelta, luego de poquìsimo tiempo volteò pàgina y masacrò a sus compañeros de antes.
Luego llegò la guerra y la muerte que viaja en camiòn, junto a los trenes de carga que van hacia el frente, los biplanos que ametrallan desde lo alto, se la juega màs fàcil quien viaja en bicicleta recorriendo la vida.
Ya estamos con un pie en el fascismo, 3 de junio de 1927. Desde Gemona, en Friuli, corre la noticia que encontraron a Bottecchia con la cabeza destrozada junto a su bicicleta.
Ottavio Bottecchia era el campeòn de la època, otra historia màs del ciclismo ejemplar. De familia pobre, subiò por primera vez a una bici cuando era un soldado. Luego fue albañil emigrante en Francia y allì descubriò la pasiòn por el ciclismo y sus carreras. Al regresar a Italia està convencido de dedicarse a las competencias e inicia cuando tantos se retiran, a 27 años. Es el primer italiano que gana el Tour de France y lo hace por dos años consecutivos, 1924-1925, la segunda vez con la camiseta amarilla desde la primera hasta la ùltima etapa. Bottecchia es tìmido pero consecuente, reservado y orgulloso. El cuerpo tiene sus lìmites y al tercer tour està obligado a retirarse, pero en vez de dormir en sus laureles y dedicarse a la fàbrica de bicicletas que hasta hoy lleva su nombre, comienza a entrenarse humildemente, cada dìa, duro, arriba y abajo por las montañas del Friuli, hasta que lo encuentran agonizante, caìdo a un lado de la bici como un àngel albañil. El accidente tiene una dinàmica poco clara y son muchos que hasta ahora reivindican a Bottecchia, quien notoriamente durante la juventud frecuentò cìrculos anarquistas, temido por las autoridades fascistas, un adversario demasiado noto como para seguir en este mundo. Algunos dicen que simplemente se cayò, otros sostienen que lo golpeò un marido celoso, afirman tambièn que fue un campesino que lo cogiò comièndose sus uvas (¿en junio? si la vendemia es en setiembre). No lo sabremos nunca, pero a mi me gusta imaginarlo como baluarte de una Italia proletaria y campesina, la de las barricadas de Parma y la Càmara del Trabajo incendiada por los escuadristas, que sucumbe bajo el dinero de los industriales de la màquina y las metralletas, financieras de criminales, vendidos. Quizà si Bottecchia tiene algo que ver en todo eso, prefiero recordarlo tras el timòn, mientras hace correr la màquina a pedales... que nos llegue de nuevo la noticia de una bicicleta, una cosa viva lanzada como una bomba contra la injusticia.

RESISTENCIA Y MASA CRÌTICA
Son innumberables las historias de partisanas legadas a la bicicleta, cuentos colectivos del mejor momento de la Historia. Mìticos y fantàsticos pedales, y... sabotajes. Vengadores que luego de justiciar a los injustos, saltan sobre una bici y se dan a la fuga, siempre y cuando no los hayan enfriado antes.
Ciclopista de Rovereto, Italia
La bicicleta fue el arma tìpica de la Resistencia, la silenciosa y fiel bici que escala montañas llevando despachos de refugio en refugio. Entre el asiento y el culo de las estafetas partisanas està el honor de Italia. Las estafetas, mujeres valientes, mujeres fantàsticas, que no tenìan miedo a los fascistas ni a los alemanes, ni siquiera a sus propios compañeros que en el fondo las consideraban medio putas porque siempre estaban rodeadas de muchos hombres, para la època. Dan miedo las mujeres libres a todos los hombres. Maravillosas estafetas, que el dios de la Libertad las bendiga y quien tiene todavìa un poquito de justicia y memoria que se seque las làgrimas, se quite el sombrero y se alegre, en la noche màs profunda siempre llegarà una estafeta que se baja de la bici.
Luego llegaron los Provos holandeses a inicio de los años '60. Los màs creativos y patafìsicos precursores de los contestadores del Mayo del '68 con las bicis blancas que dejaban a disposiciòn de todos, eran ofrecidas libremente a la poblaciòn y en continuo contracambio, para boicotear el uso violento y contaminante del automòvil. La policìa llegò a secuestrar unas cincuenta porque las bicicletas dejadas asì, por ahì, a disposiciòn de todos, representaban "una instigaciòn al robo".
Y llegamos a nuestros dìas, a la Masa Crìtica (critical massde los grupos de ciclistas que se autoconvocan para organizar acciones de disturbio y boicot al tràfico de la ciudad. Los de las grandes ciudades ya los habràn visto. ¿Què cosa hay que sea màs estùpido, inùtil, feo, anti-elegante que un tanque? ¿Què se puede hacer sino oprimir, intimidar o aplastar la primavera de Praga y en general la libertad de un pueblo? ¿Hay una mejor metàfora para la estupidez humana? A sus antìpodas està la bicicleta. Existen las llamadas bombas inteligentes, pero ¿sabìas que no hay ninguna màquina tan inteligente como para montar una bicicleta? Ningùn robot con cerebro electrònico puede sostenerse sobre ese par de ruedas. Para lograr ese maravilloso equilibrio se necesita fantasìa humana ya que gracias a pequeños movimientos adecùa el cuerpo al movimiento: ¡EL MILAGRO DE LA VIDA!
La bicicleta entra en simbiosis con las mejores caracterìsticas humanas y las amplifica, las extiende, es la mecànica de la imaginaciòn. La bicicleta es una cosa sòlida y ligera. En la coyuntura de sus tubos y ruedas, es en las uniones que se concretiza esa cosa que yo llamo libertad.
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Un auto te mata... muchos te rematan

Texto ocupado y traducido del ùltimo nùmero del periòdico mensual de Emergency (Agosto 2012). 
El tìtulo original es "La premiata officina dell'anarchico Malatesta" osea "El premiado taller del anarquista Malatesta", pero nos pareciò muy monse un tìtulo asì, nos dimos el permiso de intervenir.  

Traducciòn del italiano hecha por Jimmy Vera.




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