Vita viventibus est esse, dice Santo Tomás: “la vida en los seres viventes es su proprio ser”. Pero su “ser” es un proceso, no es todavía ser. Suponiendo que un ser reciba más vida de la que le es propia este “exceso” sumergiría (por así decirlo) su vida. Nadie puede ver a Dios, que por definición es pura vida, y continuar viviendo, según dicen las tradiciones abramíticas. La vida pura exige un ser puro. Ver el esplendor del sol es insostenible para el ojo, eso le impide ver por exceso de luz, y no como en las tinieblas por falta de ella.
El agua es símbolo de vida, por lo tanto puede ser símbolo de muerte pero por una razón diferente. El agua de por sí está viva, pero también puede hacer morir. Hay una relación muy estrecha, pero no absolutamente necesaria, entre la vida y la muerte. Antes de todo es necesario distinguir entre la muerte y la no-vida. Es cierto, no tendríamos el concepto de vida si no pudiéramos oponerlo al concepto de no-vida. Esta es una relación dialéctica. Pero la muerte no es simplemente la no-vida o lo inanimado. Definir la muerte como no-vida, o visceversa, es una operación lógica irreflutable pero no necesariamente un reflejo de la realidad. La experiencia de la vida no exige la existencia de la no-vida. La relación vida-muerte no es reducible a la relación vida-no-vida. La estructura última de lo real no debe ser necesariamente dialéctica, la muerte aparece como la ruptura de la vida, como un punto de discontinuidad inexplicable en sí, mas no como la no-vida Tout court (literalmente “en breve”, al seco o sin preámbulos N.T.).
Si un ser es viviente en un momento A, no se ve porqué no lo sería en un momento B, a menos que un factor externo no haya intervenido. La muerte exige un agente mortífero. La vida en sí no muere, no obstante sea una observación humana universal que la experiencia de la vida es indisoluble de la constatación de la mortalidad. Pensar en la muerte es el compañero existencial inseparable de la experiencia de la vida; pero no una dimensión esencial. La “vida pura”, la vida infinita, la vida sin muerte es un pensamiento del hombre pero que se encuentra más allá de la experiencia humana. ¿Cuál es el origen de una vida pura? ¿Una extrapolación ilegítima, o la intuición difundida de una realidad originaria o futura?.
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Foto: Cero grados en Villa Lagarina... brrr...
8 “El concepto de naturalezza – Análisis histórico y metafísico de un concepto”, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1951, II edición, Madrid, 1972, también desarrollado en el capítulo “Vita in vetro” de Ontonomia de la ciencia, Madrid (Gredos). R. Panikkar.
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