sábado, 23 de octubre de 2010

¿Qué le sucede al hombre cuando muere? parte 3


La estructura última de lo real
no es necesariamente dialéctica:
al “yo” no corresponde solamente el no-yo,
también corresponde el tú;
la vida puede ser pensada sin la muerte

Se podría encontrar un paralelismo instructivo entre la relación vida-muerte y la relación entre las personas. Ambas no son dialécticas. Pero mientras la segunda es constitutiva, la primera es una relación de hecho. Al yo no solo se opone un no-yo (relación dialéctica) si no que también se considera un tú (relación dialógica), que no es ni yo ni no-yo[9].

El tú es el tú de mí, uno no puede ser sin el otro. A la vida no se opone solamente la no-vida. La vida como tal está en contradicción con la no-vida, pero no con la muerte, en la medida en que la vida y la muerte se encuentran en polaridad dialógica. La vida, en un cierto modo, parece implicar a la muerte.
Mientras la relación personal yo-tú es constitutiva de los mismos miembros de la relación (no hay un yo sin un tú y viceversa), la relación vida-muerte no lo es necesariamente (puede haber una vida sin una muerte).
Aunque no se tenga alguna experiencia humana de vida pura –sin relación con la muerte- ésta no es intrínsecamente impensable. Se podría preguntar si el hecho de mezclar siempre la muerte con la vida sea un hecho cultural más que natural. Precisamente esta “vida pura” es la que muchas religiones llamaron Dios.
¿No se hizo tan fácil la necesidad de una virtud y del hecho que la muerte es inseparable a la vida, se dedujo que la vida humana, en sí es mortal?
Hoy se habla de la atanología, es decir el estudio de la inmortalidad humana en sí[10]. ¿acaso no es cierto que las religiones tradicionales –tal vez con la excepción de sus interpretaciones místicas- han relegado demasiado rápido la verdadera vida a otra vida más allá de la muerte? ¿O quizá el hombre moderno, de Oriente y Occidente que desmitificando el mito de la cosmología teológica, en el cual todo el Universo es viviente, ha proyectado la verdadera vida en un futuro histórico? ¿Por ende la historia se ha vuelto el cuadro cosmológico de la antropología moderna de marca occidental? El hombre sería, entonces, inmortal no en un futuro cosmológico (en otras existencias) sino en su destino antropológico (en su fama e influencia perdurable al interno de una sociedad).[11]

...continuará... el inmortal tema de la muerte...

Foto: El Lago Titicaca (qué monotemáticos que somos con esto del agua)
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[9] El proton pseudos del idealismo alemán en relación directa con el pensamiento llamado moderno, después de Descartes, consiste en fundamentar cada discurso filosófico con la oposición dialéctica emtre el Ich y el Nicht Ich, dejando de lado la polaridad Ich-Du, como lo había ya previsto Feuerbach.
[10] El neologismo se le debe a Gonzáles-Haba.
[11] Es muy significativo que en la ideología oficial de países comunistas se utilice la Historia como expresión “ortodoxa” de la inmortalidad: “Los héroes del pueblo son inmortales” se lee por todas partes.

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